lunes, 15 de abril de 2013

De Hillsborough al cielo


Hoy, 15 de abril de 2013, es un día triste para el fútbol británico. Se cumple el 24º aniversario de la tragedia de Hillsborough. No quiero que esto quede una simple entrada, quiero que esto sea un homenaje a sus víctimas, a esos 96 supporters que perdieron la vida en Sheffield en un partido de semifinales de la FA Cup entre Liverpool y el Nottingham Forest. Estas líneas van por ellos.

En primer lugar, debemos situarnos en el marco social de la Inglaterra de los años 80. El fútbol, convertido en deporte de masas, vivía el auge del hooliganismo: incidentes antes, durante y después de los partidos entre los aficionados  más radicales de los clubes británicos.

El primer azote a las islas llegó en 1985: en la final de la Copa de Europa disputada entre Liverpool y Juventus en Heysel, Bélgica, el derribo de una grada provocó la muerte a 39 aficionados, de ellos 32 eran bianconeri. La UEFA sancionó a los equipos ingleses con su exclusión de las competiciones europeas durante una década. Una puñalada en el corazón de una sociedad que giraba en torno a la pelota.

Nos situamos ahora cuatro años más tarde. Y tenemos al mismo protagonista, el Liverpool. Semifinales de la FA Cup en campo neutral. Sin autopista directa de Liverpool a Sheffield, la llegada de los aficionados reds se demoró. Un fuerte cordón policial estaba encargado de registrar los vehículos en los que se desplazaban en busca de artículos que pudiesen indicar tendencia a la violencia. Cualquier persona que apoyase al Liverpool era sujeto de sospecha. A la entrada del estadio, los aficionados del Liverpool fueron amontonados en una grada vallada, con capacidad para solo 10.000 personas, menos de las desplazadas y  de las que tenían acceso al partido. Al poco de comenzar el mismo, se produjo una invasión de campo. La policía trató de retener a los aficionados en las gradas, pensando que se trataba de hooliganismo, pero en realidad la gente trataba de salvar su vida, estaban muriendo aplastados por el desborde de la capacidad en el sitio que les fue asignado. El desenlace fue trágico: 96 fallecidos, miles de familias destrozadas y un fútbol británico salpicado de nuevo por la sangre.


Desde entonces, en cada partido en Anfield, se pueden observar carteles que rezan "Justice for the 96". Justicia ante una trama desvelada veinte años después, en la que se descubrió que se habían omitido datos que inculparían a la policía y al entonces gobierno de la recién fallecida Margaret Thatcher. Pero creo que hay algo más importante que esa justicia: el recuerdo de 96 almas que murieron en el campo. 96 personas que cada 15 de abril serán recordadas y hacen del Liverpool un club más grande, si puede.


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