¿Fútbol o dinero?

Solemos pensar que la máxima aspiración para un futbolista es jugar en un equipo grande, que luche año tras año por títulos, que sea un referente en Europa. Pero no siempre es así. Hay futbolistas a los que les llama más la atención el poder del dinero. 

Ayer vivimos el último episodio de este apartado. El Zenit de San Petersburgo adquirió a Hulk y a Witsel por un montante cercano a los 100 millones por ambos. Sin duda alguna, el movimiento del verano. El brasileño y el belga jugaban en equipos punteros de la Liga Bwin como son el Oporto y el Benfica, pero decidieron poner rumbo a la Liga Premier de Rusia, una liga que se encuentra en desarrollo, buscando hacer que el equipo de San Petersburgo de un paso de gigantes en la UEFA Champions League. Y no es que el nivel del Zenit diste mucho del nivel de sus anteriores equipos, el problema reside en las puertas que se les cerraron durante el verano. 

Hulk parecía destinado a jugar en el Chelsea. El acuerdo con el Oporto se había cerrado por unas cantidades similares a las ofrecidas por el conjunto ruso. Pero el jugador no estaba conforme con la oferta recibida por los blues, lo que conllevó que el fichaje no se concretase.

En el caso de Witsel, el Real Madrid era el club interesado, pero el conjunto de la capital de España no cumplía las exigencias económicas del Benfica. 

Podemos encontrar más casos este verano, como los traspasos de Ibrahimovic y Thiago Silva al PSG. Puede ser que el Milan no tenga el nivel de otros años y que esté en un proceso de reconstrucción, pero salir del Calcio para disputar el campeonato francés me parece un enorme paso atrás. Los rossoneri siempre serán uno de los grandes del viejo continente. Cabe recordar que es el club con más trofeos internacionales (18), siete de ellos correspondientes a la UEFA Champions League.

El caso más escandaloso puede ser el de Samuel Eto'o, que dejó el Inter en 2011 para fichar por el Anzhi ruso. La culpa: su contrato de 20 millones anuales. Compañero de Eto'o durante un año fue Balazs Dzsudzsak, que dejó el PSV seducido por el dinero del equipo de la república de Daguestán.

Y podríamos seguir elaborando una larga lista con nombres como Darío Conca o como el del brasileño Nilmar, pero creo que ya es evidente que a veces el peso de los billetes puede más que el peso del balón.